El cambio es constante, la tierra gira alrededor del sol y de su eje, el sol amanece y crepúscula, la luna se eclipsa de tanto en tanto, los seres vivos que habitan en la tierra, nacen, crecen, se reproducen y mueren. Se suceden los anticiclones, las borrascas, los huracanes, los volcanes…

Esto que está ahí y es tan obvio, a todos nos pasa desapercibido, ¿o no?.

Tan solo somos conscientes de los cambios cuando nos afectan a nosotros como amenaza, cuando nuestro cerebro se pone en alerta porque hay algo que no ocurre como siempre ha sucedido.

El cerebro cuya  misión de vida es la supervivencia detecta algo que es diferente a lo que está acostumbrado y de pronto entra en «modo supervivencia», que para eso está.

Los cambios no le gustan nada a nuestra mente que es la que maneja el cerebro, porque es algo nuevo , algo desconocido y se lo toma cómo un peligro. Entonces, recaba, busca, en sus archivos algún acontecimiento parecido en el pasado y si no lo encuentra se lo inventa.

La campeona de nuestra mente con 70.000 pensamientos al día que ejecuta, nos secuestra y nos ofrece una visión negativa, peligrosa, amenazadora de ese acontecimiento nuevo. Su misión es mantenernos a salvo…

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